Sobre nosotros
Foodisea es una web en la que encontrarás recetas saludables y fáciles de todo el mundo. ¿Pero quieres entender un poco mejor la esencia de este proyecto y saber quiénes están detrás del mismo? ¡Pues sigue leyendo y lo descubrirás!
¿Quiénes somos?
Somos Delia y Pablo, una parejica de Murcia y Valencia, respectivamente, que se conoció hace ya unos cuantos años estudiando Ingeniería Electrónica en Valencia. Foodisea es un proyecto personal que ha ido surgiendo de forma gradual como un reflejo directo de nuestra pasión por viajar, la comida saludable, los sabores y culturas del mundo y las pequeñas cosas de la vida. Se trata de un proyecto hecho "artesanalmente" con tanto amor y cariño como el que le ponemos a las recetas. También vemos este proyecto como una poderosa motivación para seguir descubriendo nuevas culturas y recetas y una bonita forma de mejorar y aprender nuevas cosas como fotografía, nutrición o desarrollo web.
Aunque los dos hacemos un poco de todo, Pablo está sobre todo detrás de la parte técnica de Foodisea (desarrollo de la web, diseño gráfico, etc.) y Delia se centra más en la creación de contenido (recetas, fotos, etc.).
¿Qué encontrarás en Foodisea?
Recetas de Foodisea
¿Te apetece probar recetas de todo el mundo pero sin complicarte mucho la vida? ¿Tienes antojo de algo rico pero te da pereza cocinar y acabas llamando a Just Eat demasiadas veces? ¿Te aburre comer siempre lo mismo y necesitas inspiración? ¿Te gustaría comer de forma saludable pero satisfacer a la vez tu faceta más hedonista? Pues en Foodisea justo encontrarás recetas que responden a todas estas preguntas.
Foodisea es una prolongación de cómo vemos el mundo y la vida. Lo compartimos con la única pretensión de contagiarte nuestra pasión por el mundo e inspirarte para elaborar recetas fáciles y saludables que te trasladen a otros lugares o que simplemente te hagan tener bonitas experiencias.
Algo más que recetas
¿Te gustaría teletransportarte a Oriente Medio con un delicioso hummus? ¿Quieres desayunar unas pancakes y sentirte como el protagonista de una peli americana? ¿Te animas a adentrarte en las bulliciosas calles de Seúl y descubrir su street food? ¿Te apetece un golosísimo tiramisú que te haga sentir en la mismísima Roma al lado de la Fontana di Trevi? ¿Quieres que tus sentidos te lleven directamente a orillas del sagrado río Ganges con un aromático chai de la India? ¿Te apetece viajar a Filipinas desde tu cocina y probar su clásico desayuno? ¿Y qué me dices de hacerte un delicioso sándwich cubano al ritmo de una salsa? ¿O quizás quieras probar unos noodles tan auténticos que te trasladen a la mismísima Gran Muralla? ¿O lo mismo te apetece más tomar unos tacos mientras escuchas unas rancheras o mariachis en una divertida cena mexicana con tus amigos?
En Foodisea queremos que vivas estas experiencias y muchísimas más mientras disfrutas comiendo. Nuestra relación con la comida no se basa únicamente en la mera necesidad o el puro placer, sino que le damos también una gran importancia al contexto y a la experiencia global. Nos gustan esos pequeños detalles, sutilezas y matices que consiguen generar un recuerdo perdurable en el tiempo. Un pequeño ejemplo es poner música tradicional de un país cuando cocinas y comes un plato de ese país en cuestión para así crear una atmósfera más auténtica y especial. Y también a veces puede ser interesante conocer la forma más apropiada de tomar ese plato o sus posibles acompañamientos para disfrutarlo más todavía. Estos detalles realmente marcan la diferencia en la experiencia que vives. ¿Nos acompañas en este viaje por el mundo a través de la comida?
Origen del nombre
Sin duda, el nombre de este proyecto condensa justamente lo que queremos transmitir. La palabra odisea se define según la RAE como un "viaje largo, en el que abundan las aventuras adversas y favorables al viajero". Y ni más ni menos, el nombre de este proyecto, Foodisea, viene justo de la contracción de la palabra inglesa food (comida) y de la palabra odisea. Es decir, FOODISEA = FOOD + ODISEA, si lo pusiéramos con notación matemática. Al fin y al cabo, creemos que la comida tiene el mágico poder de hacerte vivir grandes aventuras.
¿Cómo surgió Foodisea?
El viaje por el mundo
¿Pero cómo comenzó todo? Para entender este proyecto un poco mejor nos tenemos que ir a 2018, año en el tomamos la decisión de dejarlo todo (¡incluyendo el trabajo!) e irnos durante 9 meses a viajar por el mundo sin un rumbo fijo. Este viaje nos permitió descubrir multitud de nuevas culturas desde dentro, conocer personas maravillosas y, sobre todo, conocernos mejor a nosotros mismos. Tuvimos el placer de explorar algunas partes de la India, Sri Lanka, Vietnam, Tailandia, Indonesia, Malasia, Singapur, Corea del Sur, Nueva Zelanda y Filipinas. Aunque al principio pudiera parecer una locura el dejarlo todo para irnos a descubrir el mundo con apenas lo justo en una mochila, sin duda, fue una decisión de la que cada día nos sentimos más orgullosos.
Con este viaje empezamos a mirar el mundo y la vida desde un punto de vista diferente y nos dimos cuenta más que nunca que nos hace falta muy poco para ser felices. Aumentó más si cabe nuestro amor por la Naturaleza, por los pueblos pequeños y tranquilos y, en general, por un estilo de vida más sencillo. El viaje fue un punto de inflexión en nuestras vidas que nos transformó en muchos aspectos, aunque en ese momento no fuéramos conscientes de los cambios que se estaban gestando en nuestro interior. Siempre nos había entusiasmado descubrir culturas nuevas, pero sin duda gracias a este viaje nuestra xenofilia empezó a crecer de forma exponencial, palabra que significa "estima o admiración por la cultura, las tradiciones y las personas de otros países". Por supuesto, siempre con respeto y cariño. Se podría decir que durante este viaje empezó a germinar la semilla de Foodisea dentro de nosotros, aunque en ese momento no lo supiéramos.
Como no podía ser de otra forma, atesoramos cientos de recuerdos del viaje. Pero de entre todos ellos, hay algunos recuerdos que guardamos con especial cariño. Mientras estábamos viajando forjamos el concepto del “archivador de los momentos mágicos”, expresión que usamos para llamar a aquellos momentos y experiencias en los que nos alegramos más que nunca de estar viviendo justo ese preciso momento y en los cuales nos recorre una inmensa felicidad por todo el cuerpo y el tiempo se detiene, de esos instantes que no se pueden comprar con dinero.
Un recuerdo que está en el "archivador de los momentos mágicos" es la bella y sorprendente escena que se esconde en el cielo de Delhi (India) cuando llega el atardecer. Cientos de personas de todas las edades, clases sociales y religiones se lanzan a las azoteas de sus casas para volar sus cometas. Y además, el cielo teñido de amarillo por la característica bruma en la India crea una atmósfera tan mística que te hace sentir como en un cuento de Las Mil y Una Noches. Sin duda, era totalmente hipnótico observar el vuelo de miles de cometas en un atardecer tan imponente. E incluso pudimos volar nosotros mismos una cometa como cuando éramos niños, integrándonos del todo en este mágico espectáculo. Tampoco podemos olvidar nuestros paseos en bici en Vietnam a través de los extensos arrozales de un verde tan intenso que todavía lo tenemos grabado en la retina. La única pretensión de estos paseos era contemplar el idílico paisaje, disfrutando de cada pedalada sin preocuparnos de nada más. ¿Y es que acaso no es cautivadora esa sensación de libertad que se siente cuando paseas en bici y el viento acaricia suavemente tus mejillas? Algo que también recordamos especialmente es el maravilloso olor de Bali (Indonesia). Las calles están repletas de árboles que producen una vistosa y bonita flor de color blanco y amarillo y con un aroma especialmente agradable: ¡el frangipani! Los balineses suelen llevar esta exótica flor en el pelo o en la oreja (¡y obviamente nosotros también!). Ese aroma tan embriagador te envolvía de tal forma que cuando paseabas tu felicidad iba aumentando progresivamente con cada paso que dabas. ¡Bali huele a frangipani!
Podríamos citar cientos de experiencias más que engrosan el “archivador de los momentos mágicos”, un archivador de incalculable valor en nuestras vidas. ¿Pero qué tienen en común todos momentos? En todas estas experiencias estábamos plenamente conectados con el presente a través de cada uno de nuestros sentidos. En esos momentos en los que tu mente no divaga entre el pasado y el futuro, sino que se concentra tan solo en el presente, es cuando empiezas a sentir la magia. Tienes una sensación de plenitud indescriptible y te sientes realmente libre. Se adueña de ti esa extraña sensación de tranquilidad que da el saber que estás justo donde debes estar.
¿Pero qué hizo este viaje más especial que otros anteriores? ¡El tiempo! Lo que marcó realmente la diferencia fue el privilegio de ser dueños del tiempo y que el tiempo no fuera el dueño de nuestras vidas: no tener prisas, sentarnos y observar durante horas lo que tienes delante tan solo por placer, ya sea el caminar de un cangrejo o el recorrido de una hoja por un riachuelo, pararnos a conversar y jamás mirar el reloj, desayunar con los pies en la arena y tardar horas porque eso era lo más importante para nosotros en ese momento. Todas estas cosas aparentemente tan sencillas son un verdadero lujo en estos días que vivimos. El viaje nos enseñó a parar y a ir a otra velocidad diferente, una más compatible con la felicidad. ¿Y qué ocurre cuando dejas de ir en piloto automático y tu mente se calma durante unos segundos? Pues que empiezas a tener momentos de calidad que perduran en el tiempo, en los que te das cuenta de que importa mucho más vivir una sola experiencia con intensidad y plena consciencia que hacer o ver miles de cosas deprisa y corriendo. Sin duda, esta es la lección más valiosa que aprendimos en el viaje.
Si tienes curiosidad por conocer más sobre este viaje, puedes ver la página de Facebook llamada En un lugar muy lejano en donde relatamos algunas de las aventuras y experiencias que vivimos durante aquellos meses. También puedes ver algunas fotos de este y de otros viajes en esta cuenta de Instagram, en la que de vez en cuando seguimos subiendo fotos de nuestros viajes junto a otras más personales.
Confinamiento por COVID-19
Otro hito importante para nosotros y Foodisea fue, sin duda, la pandemia mundial por el virus COVID-19 con su respectivo confinamiento en 2020. De pronto, teníamos mucho más tiempo porque hacíamos teletrabajo, pero justamente no podíamos salir a la calle y ni mucho menos viajar. Sin embargo, sí que podíamos reflexionar, parar y disfrutar tan solo de las pequeñas cosas cotidianas. Este tiempo fue en sí mismo un gran ejercicio de meditación y de hacer todo con plena consciencia y, a la vez, todo un desafío. Al estar mucho más tiempo en casa, empezamos a cocinar más, al igual que casi todas las personas de este planeta. Y justamente a través de la comida vimos una increíble forma de viajar desde casa a cualquier parte del mundo, tanto a sitios en los que ya habíamos estado y nos apetecía recordar como a aquellos que nos gustaría descubrir en el futuro. Por supuesto, siempre intentando hacer versiones más fáciles y saludables que las originales, para así poder disfrutar de esos sabores exóticos y de toda la experiencia sensorial al completo, pero sin pasar horas y horas en la cocina ni a costa de descuidar nuestra salud. Así que se puede decir que gracias a la pandemia se empezó a materializar este proyecto como una forma de registrar todas las recetas que íbamos haciendo y que no cayeran en el olvido.
También empezamos a comer de forma más saludable inspirados por el movimiento realfooding del nutricionista Carlos Ríos, que consiste simplemente en comer comida real y evitar los ultraprocesados, es decir, comer más parecido a como comían nuestros abuelos. Fueron pasando los meses y nos fuimos dando cuenta de que cada vez nos sentíamos más sanos y con más energía mientras disfrutábamos de los maravillosos sabores del mundo y a día de hoy eso seguimos haciendo. En definitiva, esta etapa nos ayudó a incorporar nuevos hábitos saludables en nuestras vidas y así pudimos comprobar por nosotros mismos los beneficios de cuidarse por dentro y por fuera, a través de la comida saludable, más actividad física, el descubrimiento del yoga y un descanso más reparador. ¡No hay mejor forma de comprobar la teoría que llevándola a la práctica!
¿Cómo vivimos la gastronomía?
Dentro y fuera de España
Cuando viajamos, la gastronomía de un país nos llama especialmente la atención y, sin duda, creemos que es una de las mejores formas de conocer un destino y que la experiencia sea mucho más enriquecedora en todos los niveles. De hecho, como antropólogos amateur que somos, una de las primeras cosas que hacemos al pisar un país nuevo es meternos en un supermercado o recorrer algún bullicioso mercado. Nos permitimos explorar cada rincón sin prisas, con la curiosidad innata de un niño y una mirada libre de prejuicios. Nos dejamos seducir por los embriagadores aromas, los intensos colores y los incesantes sonidos de nuestro alrededor y, en definitiva, nos hace ilusión prestar atención a esos pequeños detalles que captan la esencia de una cultura. Por supuesto, la siguiente parada obligatoria en cualquier viaje es probar sus platos, aquellos platos más humildes y tradicionales en pequeñas tabernas o puestos callejeros que son los que mejor reflejan la cultura de un país. Nos gusta asentarnos durante bastante tiempo en el mismo sitio, en vez de ir de un lugar a otro sin parar, hasta que nos llegamos a sentir como en casa e incluso tener nuestros sitios habituales, de esos donde puedes decir un “ponme lo de siempre”. Eso sí, existen notables diferencias con respecto a nuestros sitios habituales en España, como el uso de la mímica y señas para pedir y que los productos no pueden ser más diferentes a un bocadillo de jamón o un pincho de tortilla. A través de la comida puedes conocer la historia, clima y cultura de un país. Al fin y al cabo, la gastronomía está íntimamente ligada a la situación política y social, historia, ubicación geográfica, clima, religión, costumbres, tradiciones y relaciones sociales, así que tiene sentido que te permita entender más profundamente a un país y sus gentes.
Por supuesto, esta curiosidad gastronómica no solo aparece en los viajes y también intentamos hacer lo mismo en España. Por una parte, siempre estamos dispuestos a conocer un poquito más sobre el origen de la cocina tradicional española y, en especial, nos gusta disfrutar y descubrir la huerta y sus maravillosos productos y tradiciones que son la base de nuestra saludable dieta mediterránea. No hay mayor disfrute y honor que charlar con algún abuelito en su huerto mientras nos da el solecito y aprender de su enorme sabiduría, adquirida a través de la experiencia que solo te dan los años. Al igual que no hay nada comparable que sentir el dulzor de una mandarina tras cogerla tú mismo directamente del árbol, ese dulzor que produce una maduración lenta. ¿Y qué me dices del verdadero placer de tomar un tomate que sepa a tomate (¡cada vez más difíciles de encontrar!) recién cogido del huerto y regarlo con un chorrito de un buen aceite de oliva? Se nos hace la boca agua tan solo al pensarlo.
Por otra parte, en una España tan multicultural y globalizada, cada vez es más fácil adentrarse en otras culturas a través de restaurantes y tiendas de otros países del mundo y también conocer personas de casi cualquier rincón de la Tierra sin salir de España. Así que no dudamos en hacerlo cada vez que tenemos oportunidad y así saciar un poco nuestra ávida sed de conocimiento del mundo. No podemos evitar que se nos abran los ojos como platos, como si fuéramos unos niños esperando un cuento antes de dormir, cuando alguien comparte un poco de su maravillosa cultura con nosotros y nos permite conocer un país a través de su mirada. Y por supuesto, no podemos obviar que gracias a internet es posible indagar e investigar extensamente sobre cualquier cultura o receta desde el sofá y estamos a un simple clic de distancia del sitio más remoto del mundo. Sin lugar a dudas, nos parece absolutamente fascinante el proceso de investigación de una receta a través de webs de todo el mundo y consigue captar nuestra atención durante horas y horas.
Los recuerdos a través de la comida
Siempre hemos creído en el gran poder que tiene la comida para traernos recuerdos, tanto de la infancia como de viajes y otros momentos felices. Tiene la increíble capacidad de hacernos revivir situaciones, acercarnos a lugares y recordarnos a personas. Lo cual tiene sentido puesto que la memoria de la comida es más sensorial que otros recuerdos porque involucra los cinco sentidos como aseguran en este interesante artículo del periódico online The Huffington Post. El poder evocador de la comida es mucho mayor que el que tiene una foto o incluso un vídeo y seguro que tú mismo habrás viajado en alguna ocasión al pasado gracias a un aroma o sabor. Por lo tanto, un sencillo plato puede funcionar como un anclaje emocional positivo para el cerebro y permitir a tus emociones volver al estado en el que estaban cuando comías el reconfortante guiso que tu abuela hacía con tanto amor, te tomabas un jugoso mango en una playa de Tailandia o disfrutabas de un delicioso polvorón junto a la chimenea en Navidad.
Los colores en la comida
También cabe mencionar que nos encantan los colores, tanto en la comida como en cualquier otro contexto. Y obviamente, en Foodisea lo que nunca podría faltar es el color. Los colores claramente tienen el mágico poder de influir en nuestro estado de ánimo. No hay que subestimar la psicología del color y sus beneficiosos efectos. Es increíble como un desayuno bonito y colorido te hace empezar el día con alegría y con una sonrisa de oreja a oreja. O como tras un día un poco malo el hecho de ver un plato lleno de colores puede levantarte el ánimo rápidamente. Por ejemplo, Delia siempre recordará cuando hace años llegaba a casa exhausta tras hacer un exámen y su madre le recibía con una mesa tan llena de colores (¡y nutrientes!) que parecía un arcoíris. ¡Era imposible no sonreír ante tanto cariño y color! Además de la experiencia sensorial y sus beneficios psicológicos, poner alimentos de todos los colores en tu mesa es muy saludable, ya que cada color está asociado a un tipo de nutrientes y propiedades. Así que cuanto mayor sea la variedad cromática, más nutrientes estarás proporcionando a tu cuerpo, siempre que uses alimentos reales y mínimamente procesados. ¡Pon color en tu vida!
¿Cuál es nuestra filosofía?
Pequeñas grandes cosas
Cada vez somos más conscientes de que los momentos que de verdad se quedan grabados en tu memoria y corazón son aquellos en los que improvisas y tan solo fluyes sin prisas, momentos en los que la vida realmente te sorprende. Cuando vas rápido, no saboreas los momentos intensamente y te pasan desapercibidas las cosas verdaderamente importantes. Por ejemplo, un día primaveral íbamos andando por una zona llena de naranjos en flor, pero lo hacíamos rápidamente porque llegábamos tarde a algún sitio. De pronto paramos en seco al darnos cuenta de que literalmente no éramos capaces de captar el intenso aroma de las flores de azahar. ¡Nuestros sentidos se habían adormecido con las prisas! Desde entonces, cuando pasamos por esa misma zona, no hay nada que sea más prioritario que parar durante unos minutos para embriagarnos del mágico olor del azahar. ¿Cuántas cosas más se nos habrán pasado por alto por no ver su verdadera importancia? Hay una inspiradora frase que aparece en El Principito que da justo con la clave: "solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos". ¡Con razón es nuestro libro favorito!
Pero, sin lugar a dudas, para vivir momentos únicos en los que el tiempo se detenga no hace falta irse a ningún sitio exótico, hacer algo supernovedoso y emocionante ni esperar el momento perfecto, sino que pueden ocurrir en cualquier momento y en cualquier lugar si te concentras suficientemente en lo que estás haciendo y sintiendo. ¿Y si en realidad la felicidad es simplemente lo que sientes en esos segundos en los que no esperas nada y estás presente? A veces tan solo hace falta parar y observar con curiosidad tu alrededor para descubrir por ti mismo que la magia y el verdadero poder reside en las cosas más sencillas. Por ejemplo, cuando metes los pies en el agua helada de un riachuelo tras una larga caminata por la Naturaleza. ¿Acaso no es mágica esa sensación de alivio y bienestar? ¿Y qué me dices de la agradable sensación de tomar una infusión bien calentita en un frío día de invierno? Cuando agarras fuertemente la taza aún caliente con las dos manos y das pequeños sorbitos, mientras empiezas a notar cómo el calor te recorre todo el cuerpo y te reconforta cuerpo y alma. ¿Y el momento en el te tomas un trocito de chocolate puro con los ojos cerrados y sientes como se deshace lentamente en tu boca y eres plenamente consciente de la intensidad de su sabor? ¿Y cuando tras una tormenta tienes la suerte de "cazar" un arcoíris y sientes una gran satisfacción por estar justo en el lugar y momento adecuado?
Estos son tan solo unos cuantos ejemplos de momentos mágicos que no se pueden comprar con dinero y perduran verdaderamente en el tiempo. Con estas reflexiones nos viene a la mente un inspirador diálogo entre Alicia y el conejo blanco en el libro Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll: "Alicia: ¿Cuánto tiempo es para siempre? Conejo blanco: A veces, solo un segundo". Paradójicamente un segundo puede durar una eternidad. Y sin duda, nuestro verdadero objetivo vital es coleccionar tantos momentos eternos como podamos para enriquecer así nuestro "patrimonio sensorial y emocional". Así que esperamos que las recetas de Foodisea también te sirvan para vivir muchos de estos pequeños grandes momentos.
Los "amarillos"
No hay duda de que disfrutamos un montón comiendo y, cada vez que probamos un nuevo plato de sabor muy intenso, sabemos a ciencia cierta que su recuerdo nos acompañará para siempre y tendrá el honor de engrosar el "archivador de los momentos mágicos". Pero tras conocer un poco mejor nuestra historia y visión de la vida, ya habrás visto que Foodisea va más allá de las recetas y comida y que nos apasionan las curiosidades gastronómicas y, sobre todo, conocer a las personas e historias que hay detrás de cada uno de esos platos que tanto cariño transmiten en cada bocado.
De hecho, se podría decir que Foodisea es un cuaderno de bitácora en el que cada receta es una aventura de este maravilloso viaje que es la vida. Es el fruto de nuestras experiencias, viajes, visión de la vida, aficiones, entorno e infancia. Y sobre todo, es la suma de todas esas personas especiales para nosotros, que las conozcamos desde hace meses, años o tan solo hayan estado en nuestra vida durante apenas unos minutos, nos ayudan a conocer mejor el mundo y a nosotros mismos. Hay que tener los ojos y el corazón siempre bien abiertos, puesto que esas personas mágicas pueden estar en cualquier parte y pueden aparecer en cualquier momento e inspirarte de tal forma que muchas veces pueden cambiar el curso de tu vida. Y desde luego, tiene todo el sentido del mundo que veas todo más claro cuando te rodeas de personas luminosas, al igual que un faro guía a los barcos en una noche oscura. A este tipo de personas Albert Espinosa los llama "amarillos" en su inspirador libro El mundo amarillo, un concepto muy bonito e interesante en el que creemos fielmente. Los "amarillos" se definen literalmente como "el nuevo escalafón de la amistad, esas personas que no son ni amantes ni amigos, esa gente que se cruza en tu vida y que con una sola conversación puede llegar a cambiártela".